La comprensión de āsana:
- apremadham88
- 6 may
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Āsana (आसन) es un término técnico sánscrito que significa «postura consciente» que entra en armonía con el cuerpo.
Es muy importante desmitificar dos cosas. Primero, las āsanas no son la única práctica de yoga ni la principal, por mucho que parezca en la actualidad. De hecho, es una de las ocho ramas del yoga conocidas como el óctuple sendero o aṣṭānga. Y segundo, la práctica de yoga se hace guiada, en un primer momento, para aprender de forma segura y sentirte acompañad@ ante cualquier inquietud mientras sigues un proceso organizado y completo; pero después se requiere una práctica íntima, a solas, donde estás enfocad@, totalmente, en la autoescucha de tu cuerpo y sostenid@ por la respiración mientras fomentas la concentración mental y la meditación, fuera y dentro de la esterilla.
Goṇikāputra, más conocido como Patanjali, nos ilustra en los Yogasūtra con una definición concisa:
sthirasukham āsanam || 2.46 ||
"La forma inmóvil y agradable (de permanecer) es āsana".
Así āsana es una postura estable y cómoda que permita facilidad y estabilidad, particularmente para la meditación. En esencia refiere el equilibrio entre la firmeza/ estabilidad (sthira) y la comodidad (sukham). Esto implica estar alerta, estable y en equilibrio; pero sin tensión o dolor para poder experimentar la postura relajada y cómoda pudiendo sostenerla sin molestias; de manera tal que se propicie el viaje al interior.
Al principio, cuando empezamos, conforme nos enseña Iyengar, el cuerpo físico es la puerta de entrada como una acción cuantitativa. A medida que vamos practicando, con constancia, el yoga nos va llevando hacia adentro y lo sutil comienza a revelarse. No es tarea fácil; pero la práctica nos sostiene desde el cuerpo periférico. Tras adquirir algo de control guiado y consciencia, los sentidos de percepción comienzan a volverse hacia adentro. Cuando esa acción cognitiva se dirige hacia el interior, la mente entra en acción con los nervios motores o sensoriales, con los órganos de acción y los sentidos de percepción. Cuando la inteligencia se mueve con la postura y llega estable en cada poro de la piel has alcanzado āsana.
Mientras llegamos a ese punto, la postura tiene mucho que enseñarnos, muchas emociones que observar; las cuales llevan a autoconocernos en tiempo presente, pues cada

cada práctica es diferente y personal. El yoga vigoriza músculos y huesos, y, también fortalece la autoconfianza y el crecimiento interior. No es solo destreza y relajación, sino que nos mantiene centrad@s en la paz interior incluso en los momentos diferentes. Empezamos a adquirir la experiencia del equilibrio dentro de la tormenta mientras las vivencias nuevas comienzan a transformar los patrones obsoletos y las creencias limitantes.
Acude a tu esterilla sin expectativas, con propósito, presta total escucha a tu cuerpo, sin forzar, fluyendo. La autoexigencia es violencia hacia un@ mism@ que puede producir dolor, lesión y/o frustración…todo muy alejado del amor. Recuerda que cada persona tiene diferentes niveles de flexibilidad y fuerza, sal de la negligente comparación y enfócate en tu propia práctica y proceso, atent@ a las sensaciones de tu cuerpo.
No se trata solamente de adquirir flexibilidad física sino de cultivar la flexibilidad mental para adaptarse a los continuos caminos de la vida. Permite que tu cuerpo se relaje en la postura, sin tensión innecesaria, entra en la asana establécete en ella inmóvil, paso a paso.
Concéntrate en la respiración, danza con ella a un ritmo suave, lento, profundo que mantenga la comodidad, la estabilidad.
En cada āsana, encuentra la quietud en el movimiento y el movimiento en la quietud. Experimenta, la práctica de āsana es una meditación en acción.
Namaste.
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